Tu ciudad, y la mía, alguna vez se deja asombrar por su casi mar-tan elogiado y castigado- por sus mareas sucias de plásticos y viajeros camalotes que alcanzan salpicar la ilesa creencia de los pescadores. Algunos arrastrando sus fríos y lombrices, latas que ambicionan algún pez para la noche helada de la cocina. Otros, con cañas complicadas, faltas del alborozo que el Parana´les traería. Un banquito, el mate, bizcochos Don Satur e infaltable el termo plateado (made in China).
Y ese hombre aventurero de la espera, mira ese río oscuro y verde como un pequeño cocodrilo .
No le ha dado el RIO ningún pez, pero sí muchos amigos, que amarrados al mate hilvanan historias de grandes barcos, tiburones, pejerreyes y grandes marinos.
Y ese hombre aventurero de la espera, mira ese río oscuro y verde como un pequeño cocodrilo .
No le ha dado el RIO ningún pez, pero sí muchos amigos, que amarrados al mate hilvanan historias de grandes barcos, tiburones, pejerreyes y grandes marinos.